El pueblo salvadoreño conmemoró recientemente un nuevo aniversario del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero. El 24 de marzo de 1980 el francotirador Álvaro Saravia le quitó la vida a este sacerdote. Saravia era capitán de la Fuerza Aérea de ese país. Romero había denunciado los crímenes y masacres de los militares salvadoreños contra las comunidades campesinas.
Para conocer más sobre la vida y el legado de Monseñor Arnulfo Romero, conversamos con el sacerdote jesuita Bruno Renaud en el programa Caribe Nuestro transmitido en La Radio del Sur.
A continuación puedes escuchar la entrevista completa
¿Quién fue Monseñor Romero? "Él fue un obispo de la ciudad de San Salvador. Fue elegido por ser un obispo muy recto en su actuar pero además muy conservador desde el punto de vista social", explica Bruno Renaud.
Monseñor Romero hizo su conversión a raíz del asesinato de un amigo sacerdote por parte de los militares. Lo mataron supuestamente porque era comunista, pero Monseñor Romero sabía que esto era falso.
"Este crimen fue para Monseñor Romero el inicio de un proceso de cuestionamiento fundamental, sobre todo desde el punto de vista social", comenta Renaud.
El reino de la desigualdad. En esa época El Salvador estaba marcado por la desigualdad social. Catorce familias controlaban la riqueza del país. Además había una larga tradición de campesinos masacrados.
"Sin embargo, monseñor Romero no estaba conmovido por esto, y fue necesario que un amigo sacerdote fuera asesinado, para que él comenzara a cuestionar totalmente su propia vida social y sus compromisos".
A partir de ese momento, Monseñor Romero aplicó al pie de la letra “la opción por los pobres”. "En ese contexto Monseñor se convirtió y empezó a leer, a preguntar y ahí fue donde realmente nace el nuevo monseñor Romero", prosigue Renaud.
"Tal como Jesús, Monseñor Romero tuvo dos años y medio de una vida ‘nueva’ pero extremadamente activa y muy comprometida, para cambiar sus opciones hasta ese momento", agrega.
Respuesta del Vaticano. "Lo trágico en la vida de Monseñor Romero fue que el Obispo de Roma, el Papa en ese momento, Juan Pablo II, Karol Wojtyla, no estaba sensibilizado ante este tipo de testimonios. Cuando Monseñor Romero quiso explicarle lo grave del conflicto prolongado en El Salvador y la importancia de optar por los pobres físicamente aniquilados por el ejército, el Papa no le entendió".
"El Papa lo escuchó fríamente, con distancia, sin ninguna convicción, y le dijo a Monseñor que tenía que hacer un esfuerzo para reconciliarse con el gobierno salvadoreño. Eso se lo decía el Papa que durante toda su vida en Polonia había sido un opositor acérrimo de su propio gobierno".
"El propio Romero contaba entre lágrimas sobre esta entrevista con Juan Pablo II que tuvo lugar un mes antes del asesinato de Romero", recuerda Renaud.
¿Y los responsables? A 34 años del asesinato de Romero, se sabe quiénes fueron los autores intelectual y material del crimen. "El responsable intelectual fue el mayor Roberto D'Aubuisson, 3 veces candidato a la presidencia salvadoreña, de extrema derecha fascista. El francotirador contratado fue el excapitán de la Fuerza Aérea del país centroamericano, Álvaro Saravia. Él lo confesó varios años después, pero es protegido en EEUU y nunca pagó su crimen. Él volvió al anonimato. No sé si sigue vivo todavía", cuenta Renaud. D'Aubuisson fue fundador del partido de derecha Arena, fue agente de la CIA, creador y máximo jefe de los escuadrones de la muerte. Él murió en 1992.
"La muerte de Romero no fue el único crimen conocido de los militares salvadoreños. Un equipo de sacerdotes de la Universidad Católica de Centroamérica fue asesinado en 1989. Los sacaron de sus cuartos y los ajusticiaron fríamente. Eran seis jesuitas más la cocinera y su hija que tenía 15 años".
El sacerdote jesuita Bruno Reanud explica que el conflicto terminó legalmente en la década de los 90 y la tendencia interna en El Salvador ha sido no reabrir los juicios contra los militares por crímenes de lesa humanidad de ese periodo, para no incitar nuevamente el conflicto armado.
"Se sabe perfectamente quiénes son los responsables de estas masacres y crímenes pero todavía no ha empezado el proceso para acabar con la impunidad. Puede ser que ahora con la llegada a la presidencia de Salvador Sánchez Cerén, sí se abran las puertas para la justicia".
Monseñor Romero, santo de los pobres del continente. Mientras Juan Pablo II fue Papa, no avanzó el proceso de canonización de Monseñor Romero. Sin embargo, Bruno Renaud afirma que Romero ya ha sido santificado por las comunidades populares de América Latina.
"Dos años después de su martirio, Monseñor Romero fue canonizado por todas las comunidades cristianas y tomado por San Romero de América. Así lo dijo monseñor Pedro Casaldáliga, obispó brasileño que se solidarizó plenamente con él".
"Todavía no ha llegado el tiempo para que todo el pueblo salvadoreño como un solo hombre y una sola mujer, venere a Monseñor Romero como una sola bandera. Romero fue realmente un gran santo nacional de El Salvador".
Renaud agrega que los países de América Latina, en particular la comunidad cristiana y en especial los pobres del continente, tienen muchos motivos para considerar a Monseñor Romero como su santo patrono.
"Personalmente tengo la absoluta convicción de que las décadas que vienen le van a reconocer un papel fundamental dentro de la recristianización de la iglesia de El Salvador y de América Latina”.
"Monseñor Romero es una antorcha, una luz que brilla en las actuales condiciones latinoamericanas. Indudablemente él está destinado a tomar mucha más visibilidad en las décadas que vienen, pero hace ya bastante tiempo, los pobres y las comunidades cristianas han escogido a Monseñor Romero como su santo patrono".
A continuación puedes escuchar el programa Caribe Nuestro donde la Radio del Sur conversó con el sacerdote jesuita Bruno Renaud sobre el Monseñor Oscar Arnulfo Romero de El Salvador.
Comentarios
Publicar un comentario