Superando barreras

Jorge González Durand
jgedurand@gmail.com

Últimas Noticias
10 de mayo de 2009

Ernesto Araujo, Maribel Rosales, Lenin Molina, Marcelo Torteloro, Elimar Rodríguez son los nombres de algunas de las personas con discapacidad visual, motora o auditiva, que han podido hacer frente a los obstáculos de una sociedad en la que casi todo está hecho para los que son comunes y corrientes, y deja de lado a quienes están fuera de esos estándares.

Araujo perdió la vista a los 13 años. Al principio fue difícil, pero contó con el apoyo de su familia y sus seres queridos. Gracias a su espíritu de superación, se graduó de sociólogo en la Universidad Central de Venezuela y actualmente trabaja en la Biblioteca Nacional.

Aunque vive cerca de la estación del metro Los Símbolos, Ernesto usa otros medios para movilizarse al lugar donde trabaja en el Foro Libertador. "En las mañanas tomo un taxi. No uso el metro porque hay mucha gente. De regreso utilizo el transporte público".

A las 4 de la tarde, un amigo lo acompaña a tomar el autobús entre las esquinas Las Brisas y Remedios, al final de la avenida Panteón. Su espalda luce tensa, camina con cuidado mientras maneja el bastón con propiedad.

Transporte. Se detiene el autobús. Ernesto sube y busca el pasamano del techo. El chofer arranca antes de que pueda sentarse y casi se cae. Apoya su brazo en el espaldar de la silla del frente.

En todo el camino el chofer acelera y frena como si llevara patillas y no personas. Frente al bamboleo del autobús, nada mejor que estar prevenidos.

Maribel Rosales también lo sabe. Perdió las dos piernas cuando era niña. "Antes cuando usaba el transporte público, tenía que apoyar mis manos en las escaleras para subir a la camionetica y pedirle el favor a alguien que montara la silla. Terminaba con las manos sucias. Era muy incómodo".

Lenín Molina, profesor jubilado de la UCV, no puede ir en estos autobuses porque es cuadrapléjico y se mueve en una silla de ruedas eléctrica que no se puede plegar.

"Puedo llegar a cualquier lugar donde haya metrobús porque las unidades tienen rampas especiales para nosotros. En el transporte público no puedo montarme y cuando no hay metro, no bajo a Caracas", relata Molina, quien vive en San Diego de los Altos, en las afueras de Caracas y trabaja todos los días en Palo Verde. El Trolebús en Mérida y el Transbarca en Lara también cuentan con rampas de acceso similares a las del Metrobús de Caracas.

A pesar de esto, hasta la fecha, en el país no hay una política de masificar autobuses que le permitan el acceso a personas con movilidad reducida. Los modelos que se siguen vendiendo no están hechos para ser usados por ciudadanos en sillas de ruedas.

Educación. "En la parada" anuncia Ernesto con firmeza cuando está cerca de la estación del metro. "Sé que mi parada está por llegar porque paso el elevado de la avenida Fuerzas Armadas y luego la calle debajo de la Avenida Universidad".

Ernesto está a punto de bajarse, pero el chofer arranca de nuevo dándole a todos un buen susto.

Abajo, Ernesto espera que alguien lo ayude a llegar a la estación del metro de La Hoyada. "La gente es muy amable, siempre alguien me guía hasta la caseta de información. Aunque es importante que antes de brindar ayuda, me pregunten si la necesito. El exceso de ayuda también es perjudicial".

Son las 5 de la tarde y la estación es un hervidero. Una funcionaria le pregunta a Ernesto a dónde se dirige. Plaza Venezuela y de ahí a Los Símbolos. "Espere un momento" le dice.

"Conozco dos escuelas para ciegos, el Centro de Invidentes San Francisco de Asis en El Junquito y la Escuela Especial Mevorah Florentin en Colinas de Bello Monte", expresa Ernesto Araujo.

En el caso de discapacidad auditiva, Luis García, presidente de la Federación Venezolana de Sordos, explica que hay pocas escuelas en el país. "Nuestro principal problema es encontrar trabajos. Si no hay intérpretes en la empresa, difícilmente podemos entender lo que nos dicen, a menos que leamos los labios".

Los jóvenes con discapacidad motora pudieran estudiar en cualquier colegio o liceo, siempre y cuando se les garantice el acceso a las instalaciones, es decir, que haya rampas o ascensores, afirma Lenín Molina.

Además el Ministerio de Educación tiene los Centros de Atención Integral a la Discapacidad (Caid). "Son grupos de integración del ministerio. Ellos se desplazan a las escuelas donde hay una persona con discapacidad de algún tipo y colaboran para que se integre a la educación regular", relata Ernesto Araujo.

Perseverancia. Diez minutos más tarde, Ernesto sigue esperando. Un empleado se acerca y le dice que sea paciente porque están en hora pico. En cinco minutos lo llevarán al vagón.

Él nos cuenta que en la universidad grababa las clases y al llegar a casa las escuchaba de nuevo. "En bachillerato y en la UCV, mi mamá me leía las guías y libros. No hay muchos materiales en braille en el país". Gracias a su perseverancia y al apoyo de su madre, él pudo graduarse en la universidad.

Él no es el único, cada día más personas con alguna discapacidad visual, motora, auditiva e intelectual se atreven a vencer el miedo y dan claros ejemplos de integración académica y laboral.

Maribel Rosales terminó el bachillerato. "No era fácil moverse en el colegio y el liceo donde estudié porque había escaleras.

Mi papá me subía y me bajaba cuando me iba a buscar". Al final, el esfuerzo valió la pena, ella se graduó de periodista en la UCV y ahora trabaja en Últimas Noticias.

Marcelo Torterolo perdió la visión en un accidente en 2007. Desde hace dos meses está saliendo de nuevo a la calle y acaba de terminar un curso en el nuevo Centro de Atención Tecnológica para personas con discapacidad de Fundayacucho.

Elimar Rodríguez perdió una pierna hace nueve años y eso no la frenó para culminar su bachillerato. Ahora trabaja en un banco y está en el sexto semestre de Comunicación Social en la Universidad Fermín Toro, en Barquisimeto, Lara. "Tener una limitación física no significa que se acabe tu vida. Yo me he realizado como persona. Las limitaciones están en tu mente", cuenta Rodríguez.

Proyectos. Cinco minutos después viene una muchacha y acompaña a Ernesto a tomar el vagón en La Hoyada. En Plaza Venezuela otro funcionario lo recibe. El andén está lleno. El bastón va dibujando una sonrisa en el piso. "Se llama ritmo y arco. Si adelanto el pie derecho, el bastón va al lado izquierdo, así me avisa si hay algún obstáculo en el camino y el arco es del ancho de mis hombros".

"En la Biblioteca Nacional estamos trabajando para abrir una sala que atienda a personas con discapacidad visual. Este espacio contará con bibliografía en braille, en audio y un escáner con el programa Orca que nos leerá el contenido de las páginas".

En el país ya existen varias salas así. Hay un infocentro en La Hoyada para personas con discapacidad visual y Fundayacucho tiene otro en su sede a cargo de Carlos Penagos.

Rustiqueando. En la estación Los Símbolos, el funcionario acompaña a Ernesto hasta la salida. "El recorrido de allí a mi casa me lo aprendí con una amiga". Para él cualquier losa que falte en la acera puede ser un traspié. Un escalón, un tarantín, una puerta o ventana mal cerrada, una moto o carro estacionado en la acera es un obstáculo de regreso a casa.

Para Maribel Rosales también. "Los contenedores de basura a veces están en la acera y me cierran el paso. Si te consigues un contenedor tienes obligatoriamente que bajarte a la calle y después volver a subir".

"A veces hay aceras muy deterioradas y hay que estar rustiqueando para poder atravesarlas", bromea Rosales. "Muchas instituciones públicas como las notarías, los servicios de salud y la Onidex no tienen rampas", aclara Lenín Molina.

Triunfadores. A pesar de estos obstáculos, Ernesto, Maribel, Elimar, Lenín, Carlos, Marcel y muchos más demuestran diariamente que son del tamaño de sus retos.Sí se puede. Maribel lo demuestra con su experiencia de vida. "Todo está en la mente, siempre y cuando uno quiera, hay muchas maneras de superarse".

Ernesto llega al final de su recorrido. Está frente a su edificio. En agosto cumplirá su sueño en la Biblioteca Nacional al inaugurar la primera sala para personas con discapacidad visual. Sonríe y se sabe feliz.

RECUADRO / Números que rompen barreras
Al menos 5%
de los trabajadores de una empresa o institución pública deben ser personas con alguna discapacidad. Así lo establece la ley en la materia aprobada el 15 de noviembre de 2006.

20 mil personas
con alguna discapacidad espera certificar el Conapdis en el 2009.
Para ello, se están realizando operativos en todos los estados del país a través de las Brigadas sin barreras itinerantes.

4 medallas olímpicas
y 21 lugares entre las primeras ocho posiciones, obtuvo la delegación venezolana en los últimos Juegos Paralímpicos en Beijing, ubicando al país en la posición 46 de 162 naciones del mundo.

En la 103.9 FM
la emisora Activa de RNV, todos los miércoles de 2 a 4 de la tarde se transmite el programa "Rompiendo Barreras" conducido por Juan Carlos Mora.

365 ayudas técnicas
ha entregado Conapdis, beneficiando a 286 personas con sillas de rueda, bastones de rastreo, andaderas, prótesis auditivas y de miembros, entre otras.

RECUADRO / Soluciones
Sobre la discapacidad motora, las instituciones públicas, privadas, escuelas, liceos y aceras, deberían tener rampas de acceso. Un solo escalón, ya es una barrera. La Cantv podría colocar en la base de las cabinas de sus teléfonos públicos un montículo. De esta forma las personas ciegas podrían identificarlas en el camino. Son estructuras peligrosas para los que se movilizan con bastones de rastreo.
Para la discapacidad visual, el Estado debería masificar el uso del software libre Orca que oraliza el texto que está en la pantalla de la computadora.
Para la discapacidad auditiva se necesita aumentar el número de intérpretes en el país para facilitar la incorporación de personas sordas a espacios laborales y académicos.

RECUADRO / Conapdis certifica en 5 pasos sencillos
El Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad (Conapdis) desarrolla un intenso trabajo en todo el país para lograr el cumplimiento de la Ley para Personas con Discapacidad de 2006.

El año pasado el Consejo certificó a 13 mil 500 personas en esta condición. Para tramitar la certificación, se presenta en las "Brigadas sin barrera", una copia y original de la cédula y el original de la calificación emitida por el Ministerio de Salud.

El funcionario verifica los datos, toma la foto, imprime el carnet y la persona firma en el libro de entregas.

La presidenta del Conapdis, Ludyt Ramírez, ha inspeccionado empresas y organismos públicos para verificar si cumplen con el número de trabajadores con discapacidad que exige la Ley y la adecuación de los espacios de acuerdo a la norma Covenin 2733. Ella comenta que en esta etapa el Conapdis tendrá una presencia orientadora, pero en el futuro habrán sanciones para los que no cumplan las leyes. Conapdis además cuenta con su revista institucional "Venezuela, Libre de barreras" disponible en la página web www.conapdis.gob.ve

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